Academia de Arte ADA
Por: Pedro S.
Por esa manía tuya de no estar allí, de irte y no decir para dónde, de sonreír y no decir por qué y cuando estas alegre aparecen en el florero esas rosas, pero cuando triste pisas fuerte al subir las gradas, estrellas las puertas, subes con violencia la tapa del baño que he olvidado y lo peor la escoba que tomas se enreda con todo. Te importa un bledo lo que piense yo, al fin de cuentas estoy acostumbrado al silencio, a estar solo. Al llegar al filo de la cama te veo allí y me provoca renunciar porque adivino te descubrirás un poco y sére yo esclavo de tu aroma y tu belleza ¡maldita! todo el día, todo el tiempo y solo hasta ahora te atreves a torturarme. Y entonces me acuesto y finjo caer en brazos del sueño y es cuando la curiosidad te aflige ¿qué hiciste hoy?, y ya no pienso la respuesta, solo la digo para que suene distinto quizá humillante -"envidiarte"- de repente amanece y en la mesa de noche esta el medicamento que he dejado de tomar y las alucinaciones han vuelto... No te entiendo ¿por qué quieres volver a mi mente?...