Por: YAS
En la vida hay muchas situaciones a las que nuestra voluntad escapa y por perder el control las contamos como emociones adversas, llenas de tristeza, de pena y a veces arrepentimiento. Puede ser del orden laboral, sentimental ó simple vulnerabilidad.
En lo laboral suele suceder que las cosas no resultan como se presupuestan, los patrones no valoran el trabajo y pagan salarios básicos, no reconocen el trabajo extraordinario, ó de una vez se aprovechan del trabajador.
En el terreno de lo sentimental suceden con más frecuencia las decepciones todo motivado por el deseo inmerso en una persona, ó el apego emocional frente a alguien.
En definitiva la decepción surge cuando no suceden las cosas como se quieren o esperan. El remedio a este tipo de sensaciones es simple y es artícular un pensamiento futuro previendo el posible éxito tanto como el fracaso, y aunque hay doctrinas que dictan apostar por lo bajo es mejor siempre contemplar ganar pero tejer la red sobre la cual caerán nuestras angustias si al fin se pierde.